
¿EN QUE CREEMOS?
Estas son nuestras convicciones doctrinales básicas:
1
Creemos que La Biblia es la Palabra de Dios, que es divinamente y únicamente inspirada, que es absolutamente confiable y tiene suprema autoridad en todos los asuntos de fe y conducta.
Creemos en Dios el Padre, Creador del cielo y de la tierra, perfecto en santidad, infinito en sabiduría y poder sin medida. Nos regocijamos en que Él es misericordioso hacia las personas pecadoras, que Él oye y contesta la oración y que Él salva del pecado y de la muerte a todo aquel que venga a Él a través de Jesucristo.
Creemos en Jesucristo, Hijo unigénito de Dios, concebido por el Espíritu Santo, nacido de la Virgen María, sin pecado en Su vida, habiendo hecho expiación por el pecado del mundo por medio de Su muerte en la cruz. Creemos en Su resurrección corporal, Su ascensión al cielo, Su intercesión suprema por Su pueblo y Su regreso personal y visible al mundo, de acuerdo a Su promesa.
Creemos en el Espíritu Santo, que vino de Dios para convencer al mundo de pecado, de justicia y de juicio; y para regenerar, santificar y confortar a aquellos que creen en Jesucristo.
Creemos que todos somos pecadores por naturaleza y por elección, pero que “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda mas tenga vida eterna.” De la misma manera, creemos que todos los que acepten a Cristo como su Señor y Salvador se regocijarán para siempre en la presencia de Dios y aquellos que rehúsan aceptar a Cristo como Señor y Salvador estarán separados de Dios para siempre.
Creemos que cada ser humano es responsable solamente ante Dios en todos los asuntos de fe.
4
Creemos en la Iglesia, un cuerpo vivo y espiritual del cual Cristo es la Cabeza, de la cual todas las personas regeneradas son miembros. Creemos que una iglesia visible es un conjunto de creyentes en Jesucristo, sepultados juntamente con Él en el bautismo y asociados para adorar, trabajar y convivir. Creemos que a estas iglesias visibles se les encomendó recordar las ordenanzas del Bautismo y de la Cena del Señor “hasta que Él venga;” y que Dios ha dado a estas iglesias la tarea de persuadir al mundo perdido para que acepte a Jesucristo como Salvador y le entronen como Amo y Señor. Creemos que una vida recta, buenas obras y una preocupación social apropiada son productos esenciales del evangelio.
Creemos que cada iglesia es independiente y autónoma y debe estar libre de interferencia de cualquier autoridad eclesiástica o política; que por lo tanto, la Iglesia y el Estado deben mantenerse separados ya que tienen diferentes funciones, cada cual cumpliendo sus responsabilidades libres del dictado y poderío del otro.